jueves, 17 de mayo de 2018

Fantasmas



¿Qué es un fantasma?

Los fantasmas (del griego φάντασμα, "aparición"), en el folclore de muchas culturas, son supuestos espíritus o almas desencarnadas que se manifiestan (aunque no de forma sagrada o hierofanía) entre los vivos de forma perceptible (por ejemplo, tomando una apariencia visible, produciendo sonidos u olores o desplazando objetos —poltergeist—), principalmente en lugares que frecuentaban en vida, o en asociación con sus personas cercanas. Constituye uno de los tipos más conocidos de superstición.


Podríamos definir el término "FANTASMA" como la representación visual, acústica o táctil del cuerpo no físico de una persona fallecida que, por diferentes motivos o circunstancias de su transitar como ser humano por el mundo de la 
vida, se ve aferrado a la misma bajo otra forma de existencia no física, manifestándose de diferentes formas ante seres humanos (familiares o amigos dependiendo del grado de vinculación entre ellos u otras personas y desconocidas para éste ente) y en determinados lugares dependiendo de la carga psíquica existente para ellos y en ellos.En la obra Las Fuerzas Físicas de la Mente (Editorial Sal Térrea, 1969), Oscar González Quevedo define el concepto de Fantasmogénesis como "el fenómeno de la producción ectoplásmica de un fantasma, al menos en apariencia entero, de persona, animal o cosa.


El fantasma tiene cierta consistencia material, aunque es más o menos tenue, transparente, con poquísimo peso con relación al modelo reproducido. No es necesario decir que ocurrieron fraudes y tentativas de engaño, lo que dio mayor mérito a la comprobación de los fenómenos auténticos. La formación del fantasma es un fenómeno de ideoplastia, plastificación externa de la imagen inconsciente que tiene el médium, y dependiente de éste en todo: peso , materia, movimiento, sensibilidad, etc. Este fenómeno está, por lo tanto, clasificado entre los extra-normales".Cuando el fallecimiento de un ser se completa, de su cuerpo físico se supone que se desprenden los cuerpos etéreos (cuerpo mental, emocional y espiritual). Estos tres cuerpos que forman una unidad llamada CUERPO ETÉREO forman lo que se denomina el Cuerpo Astral. Se han constatado que tras el fallecimiento de una persona el cuerpo físico pierde (aproximadamente) unos 150 gramos de peso que muchos presuponen que se podría tratar del peso del cuerpo astral. No obstante todo esto no es más que un planteamiento especulativo. Es evidente y también se ha comprobado que esa pérdida de peso es común en todos los fallecidos y, en principio, no se debe a ninguna causa aparentemente explicable (perdida de tejidos, volumen de aire en los pulmones, líquidos o fluidos corporales, etc...)

El cuerpo astral, conformado por el mental, el emocional y el espiritual, tiene la capacidad de "despedirse" de sus seres queridos y de recorrer el mundo físico volando, así como los hechos que experimentó en vida. Una vez que el cuerpo astral hace lo que cree que tenía que hacer (en nuestra vida y en nuestro mundo de Vida), el cuerpo espiritual lo abandona y asciende a la dimensión luminosa que se vislumbra en los viajes astrales y en las experiencias de pre-muerte, dejando atrás al cuerpo mental y al cuerpo emocional. El cuerpo mental y el cuerpo emocional, entonces, conforman el cuerpo de lo que conocemos como fantasma o espíritu desencarnado, y este fantasma, sin la insuflación del espíritu esencial, comienza a desgastarse. El fantasma piensa y recuerda, y se puede manifestar y actuar en nuestro mundo físico a través de un médium, una casa encantada o una persona sensible para cumplir una promesa, para instruir o inspirar a un humano vivo, o para conseguir, a través de los vivos, lo que ya no puede conseguir como muerto.

Pero llega un momento en el que el cuerpo mental se despega del cuerpo emocional, y se reúne con el cuerpo espiritual, ya sea para vivir en el más allá o para renacer en la Tierra, y deja al cuerpo emocional solo. Este cuerpo emocional se convierte, al perder la capacidad de pensar y razonar, en un fantasma emocional, que sólo actúa por deseos y emociones, sin saber qué es lo que hace ni qué es lo que quiere, y, dependiendo de sus emociones, actuará sobre los seres vivos de la Tierra. A veces sólo se dedica a vagar e impresionar a las personas sensibles, pero en otras ocasiones llega a causar verdaderos problemas a los vivos. Este tipo de fantasma es el más común, y a él se debe que las religiones de todos los tiempos hayan considerado seres perversos y malignos. Su tiempo de duración en la Tierra puede ser muy largo si está protegido por una estructura material, como una casa o castillo. Son muy asustadizos y débiles e incluso la indiferencia de los vivos pueden llegar a destruirlos.

El cuerpo emocional está más apegado a la Tierra de los vivos y es que más trabajo le cuesta salir del mismo. Mientras se mantenga viva la llama del recuerdo en un mortal sobre el difunto en cuestión, su cuerpo emocional se mantendrá atado al lugar. Somos los humanos, en gran medida, los culpables de mantenerlos aún junto a nosotros en el recuerdo y bajo otra forma de existencia. La representaciones del cuerpo emocional suelen ser fantasmas tristes y neuróticos, carentes de inteligencia que se encuentran atrapados en un mundo al que no le encuentran la salida. Debemos de tener en cuenta que los fantasmas pueden ser incluso reales sólo por el esfuerzo de nuestra imaginación, o pueden ser producto de nuestras supersticiones, inseguridades e ignorancia. 
También pueden estar presentes en nuestras frustraciones, deseos, ansiedades y miedos. Y pueden ser manifestaciones de una zona poco dominada y menos conocida de nuestra mente. Pero por el simple hecho de provenir de nuestras propias regiones internas y psíquicas adquieren proyección, influencia y vida, como cualquiera de las otras cosas que nos suceden, sea cual sea el origen.

Clases de fantasmas


G. N. M. Tyrrell, autor de un clásico libro sobre el tema, Apparitions (Apariciones), publicado en 1943, identificaba cuatro grupos principales en base a la conducta adoptada por los presuntos espíritus, más conocida que su propia naturaleza.

Apariciones que frecuentan habitualmente un lugar determinado. Generalmente no suscitan miedo, son inofensivos y a veces llegan a ser tratados como un miembro más de la familia.
Apariciones post-mortem. Suelen tener lugar muy poco tiempo después de la muerte de la persona vista; no acostumbran a estar relacionadas con un lugar o un acontecimiento concreto.
Apariciones en casos críticos: el aparecido es alguien que está viviendo una experiencia importante (a menudo desconocida por el testigo de la aparición), como un accidente, una enfermedad o, por supuesto, la muerte.
Aparición inducida experimentalmente. En estos casos, el fantasma no es el de una persona muerta o moribunda, sino el de alguien vivo que intenta deliberadamente hacer que su imagen se haga visible a otra persona; se habla entonces de bilocación, si se trata de santos, o en el folclor alemán de doppelganger (en el irlandés, fetch).


¿Existen los Fantasmas?

Algunos investigadores del tema, más de acuerdo con la época, han manifestado que los fantasmas son producto del subconsciente y que sólo los ven con la imaginación ciertas personas. Pero, si esto fuera cierto, ¿qué explicación podría darse a tantos casos increíbles?. 
Existen varios tipos de fantasmas, algunos creados por la mente humana, otras explosiones psíquicas y los verdaderos no-vivos, relacionados directamente con el estado trascendental de la muerte. 
A los humanos nos acosan fantasmas inexistentes, poderosos y agresivos, constantemente tenemos miedo de tal o cual cosa y algunas veces reaccionamos de manera discorde con lo que hablamos, mucha gente atribuye estos hechos a posesiones por parte de demonios y fantasmas que no existen y que se presentan de manera real ante ellos. 
La Esquizofrenia y otras alteraciones de la mente y la personalidad son manifestaciones abundantes de fantasmas, seres que aparentemente son humanos y nos aconsejan, discuten con nosotros o nos hacen daño. 
Este tipo de manifestaciones son tan reales como el individuo lo desee y está ahí mientras el trastorno mental exista, no corresponden a ninguna manifestación extra-terrena y forman parte única y exclusivamente de la imaginación y el cerebro humanos. A veces estas manifestaciones se presentan como proyecciones astrales generadas por una sección de nuestra mente, se les llama proyecciones telepáticas y son imágenes translucidas a los ojos de los demás, aunque el receptivo debe estar en cierta frecuencia para poder ser alcanzado por estas transmisiones, es por eso que este tipo de proyecciones no son visibles para todos. 

En realidad la mayoría de la gente tiene un extremo miedo a los hechos de difícil comprensión, no le interesa conocer causas naturales y vive en el constante temor a los que implica el estado de muerte. 

El Fantasma de Madame V

El siguiente suceso fue recogido y estudiado por el gran parapsicólogo francés Robert Tocquet, profesor de la Escuela de Antropología y miembro del Consejo Directivo del Instituto Metapsíquico Internacional de París. En el cual el fantasma fue, además, fotografiado dos veces. 

El principal testigo de este caso fue una señora, quien confió sus notas escritas a Robert Tocquet, rogándole que no revelase su nombre, a medida que se desarrollaban los hechos. Por sugerencia de Tocquet, "Madame V." trató de hacer algunas atrevidas experiencias en un gran caserón del siglo XVII, Le Prieuré (El Priorato), donde tuvieron lugar los hechos. Allí, efectivamente, había residido una comunidad de frailes, que fue disuelta durante la Revolución Francesa, y su prior fue torturado y muerto. 

"Madame V." quiso pasar una temporada de descanso en el lugar arriba mencionado, le Prieuré. El día 6 de julio de 1955 se alojó allí con sus dos hijos, de veinte y treinta años, cuyos nombres respectivos eran Jean y Gaston. A los cuatro días de estar instalados allí, el fantasma de un monje encapuchado y sin manos se apareció a la señora en su habitación, que había sido, en tiempos pasados la habitación del prior.

"Madame V." relato su experiencia:
Aquella noche del 10 de julio, vi por primera vez vagar por mi habitación una sombra oscura, formada por una niebla opaca, detrás de la cual parecía haber una luz. Aquella sombra, de forma humana, llevaba una larga vestimenta, un manteo, y parecía tener la cabeza cubierta por una capucha.

La sombra avanzó lentamente hacia mí. Presa de espanto, me senté en la cama, con la espalda contra la pared y la garganta seca. Estaba helada pero al mismo tiempo sudaba. Quise levantarme, gritar, pero ningún sonido salía de mi boca: un terror indescriptible me mantenía clavada allí.

La sombra avanzó hasta situarse ante la chimenea, entonces se arrodilló y yo sentí el golpe de sus rodillas contra el pavimento. Se prosternó tres veces, con las mangas juntas, en un gesto de súplica. Después de permanecer mucho tiempo arrodillada, se prosternó de nuevo tres veces más, se alzó poco a poco y se encaminó hacia la puerta de una pequeña habitación que se encuentra al lado de una alcoba. Pocos segundos después noté como la caída de un cuerpo a tierra, dentro de la pequeña habitación.

La pobre señora pasó el resto de la noche despierta, mientras su corazón latía desordenadamente. La luz del día, por fin, entró en la habitación y la señora se levantó para ir al jardín, donde lucía un sol radiante.
Pasaron unas cuantas semanas sin que nada sucediera. "Madame V.", interiormente, deseaba el retorno de la aparición, porque lamentaba no haber trabado conversación con ella. Este deseo, no formulado, no tardó en cumplirse. Una tarde, cuando ya se había acostado, la puerta de la habitación se abrió lentamente y el espectro del viejo monje entró. Traía consigo un fuerte olor a moho, a tumba. Muy espantada, la señora vio que la aparición lloraba; sus espaldas se sacudían como si sollozase, y por tres veces, dio golpes en el suelo con la cabeza. Cada vez, una voz extraña, indescriptible, que parecía venir de lejos, decía: "Dios mío, misericordia, tened piedad de mí; tened piedad, Dios mío, perdonadme, Jesús."

Se inició entonces un extraordinario diálogo entre la señora y la aparición: ésta comenzó por recriminarla por alojarse en un lugar que pertenecía a los religiosos; después le hizo una serie de profecías. Dijo que el globo terrestre estallaría por la locura de los hombres; Europa, Asia y África se sumergirían y no quedaría emergida más que la parte sur de América.

Luego el fantasma habló de un cautivo al que había dejado morir en un calabozo; en otras entrevistas con la señora, le habló de una imagen de la Virgen que estaba rota y enterrada en un lugar del jardín -donde, efectivamente, fue encontrada- y dijo que a él lo habían matado los revolucionarios, que le cortaron las manos y lo emparedaron. Rogó que rezasen por él.

Los hijos de "Madame V." terminaron dándose cuenta de que a su madre le pasaba algo: adelgazaba, estaba pálida y mostraba un gran desasosiego. Aconsejada por Tocquet, la señora habló finalmente de la aparición a sus hijos, que de momento no le creyeron... hasta que Jean, el pequeño, también lo vio, cosa que le trastornó de sobremanera. Tocquet les dijo entonces que trataran de fotografiar al fantasma y, si les fuese posible, lo tocaran. Ambas cosas se realizaron: el fantasma fue fotografiado dos veces por Jean el 26 de octubre de 1959, y a finales de noviembre, la señora se tropezó con el monje espectral en un relleno de la escalera y, sin pensarlo dos veces, toda ella en tensión, le puso la mano a la altura de la cintura, aunque eso si, con los ojos cerrados. Inmediatamente sintió un violento golpe en el mismo lugar de su propio cuerpo, y después un frío glacial, que casi la ahogaba, mientras la forma se disgregaba ante ella y ante Jean, que había asistido a la escena desde el pie de la escalera. Casi inmediatamente las manos de la señora se hincharon y notó un dolor intenso, como de quemaduras producidas por el frío. La hinchazón y las pequeñas quemaduras duraron muy bien un par de meses y tuvieron ocasión de ser examinadas por Robert Tocquet. "El fantasma estaba formado por una especie de vapor glacial, ligeramente viscoso. Por debajo no había nada; ningún esqueleto, que era lo que yo pensaba encontrar", explicó la señora al parapsicólogo.


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