sábado, 31 de octubre de 2015

¿Existe el alma?


El término alma o ánima (del latín anima) se refiere a un principio o entidad inmaterial e invisible que poseerían algunos seres vivos cuyas propiedades y características varían según diferentes tradiciones y perspectivas filosóficas o religiosas.
es.wikipedia.org/wiki/Alma


¿Qué tiene que decir la ciencia sobre el alma? Para contestar a esta pregunta tendremos naturalmente, que dirigirnos a la psicología, que es de un modo literal "la ciencia del alma". Pero ahí nos aguarda una sorpresa, porque descubrimos que la teoría sobre el alma humana ha sido dejada a un lado en los libros y estudios de psicología. 
Muchos psicólogos incluso se reirían con tolerancia si hablásemos de la mente en sí como algo separado del cerebro. Todo tiene que ser físico para ser real, de acuerdo con dicho criterio, y cualquier cosa no-física o espiritual como se supone que es el alma, sencillamente no es posible. Tal concepción ha de rechazarse como una simple superstición. 
Quienes piensan así confían en que los principios de la física sirvan para explicar todo lo que llamamos "mental", si continúa expandiéndose como hasta ahora está ocurriendo. 
Sin embargo, ocurren algunas cosas de vez en cuando que no encajan con este enfoque meramente físico del hombre. Por ejemplo: de pronto, una persona tiene un sueño horrible en el que ve agonizar a un pariente o amigo. El sueño estremecedor resulta que sucede en la realidad y en el mismo momento en que se soñó estaba ocurriendo, aun cuando el pariente o el amigo muerto se hallaba a miles de kilómetros de distancia. 
Lo más extraño de esto es, en algunos casos, que el suceso visto en sueños no se produce sino horas o días después de soñado; sin embargo, la visión del hecho es exacta e incluso rica en detalles. La primera idea es por supuesto que tales experiencias son meras casualidades. Poca gente intenta pasar de esta primera y simple explicación; pero, por suerte, algunos van más allá. Y cuando se estudia un buen número de tales experiencias, pierden toda apariencia de accidentalidad. El procedimiento científico a seguir consiste en poner manos a la obra con el fin de descubrir lo que hay detrás de tales hechos. 


Evidentemente, si alguna de esas experiencias "psíquicas" demostrara que la mente tiene el poder de estar por encima del espacio y del tiempo, resultaría claro que es trascendente a las leyes físicas. Quedaría demostrado entonces que la mente es un sistema espiritual y no físico. Sería una pista hacia el descubrimiento del alma. Sólo una pista y nada más; pero proporcionaría el camino necesario para llegar a las pruebas seguras. De tales experiencias psíquicas derivaron los test ESP (extrasensory perception - percepción extrasensorial-), lo cual incluye telepatía y clarividencia. En otras palabras: la telepatía y la clarividencia son dos modos diferentes de adquirir conocimientos sin el empleo de los órganos sensoriales conocidos, tales como los ojos, oídos, etc. Una prueba de telepatía consiste en que una persona "adivine" qué carta, número u otro símbolo cualquiera tiene en la memoria otra persona, la cual, digámoslo de paso, se halla en otra habitación distinta. En la clarividencia, es el objeto en sí, y no su símbolo pensado por otra persona, lo que el clarividente debe percibir. En síntesis: en la telepatía es la ESP del estado mental de una persona lo que se capta; en la clarividencia es la ESP de objeto.
 En 1930 un pequeño grupo de psicólogos comenzamos en la Universidad de Duke una serie de experimentos ESP de ambos tipos, telepatía y clarividencia. Esta labor estaba patrocinada por el gran psicólogo británico William Mc Dougall, miembro de la Real Sociedad de Ciencias, que era a la sazón director del departamento de Psicología de Duke. Esta tarea se llevó a cabo en el Laboratorio de Parapsicología, y no fue en modo alguno el primer experimento de su género, ya que se habían realizado otros en diversas partes, incluso en algunas Universidades, durante los últimos cincuenta años. Pero ninguno de ellos fueron experimentos sistemáticos que siguieran la investigación de los problemas durante años, como ha sucedido en Duke. Esta Universidad fue la primera en ofrecer un asilo permanente a las búsquedas activas sobre los problemas psíquicos. 

Los investigadores del Laboratorio de Parapsicología hallaron pruebas confirmativas de ambos tipos de ESP, telepatía y clarividencia. Desarrollaron y sistematizaron nuevos test, facilitando así la repetición de los experimentos. Esto suscitó la iniciación de un movimiento de experimentación sobre lo extrasensorial, que se esparció a muchas instituciones nacionales y del exterior. Se tomaron cuidadosas precauciones para asegurar que no fuera posible la introducción de elementos sensoriales en los experimentos, así como contra cualquier tipo de error que pudiera afectar los resultados. Los test fueron de tal naturaleza que sus resultados pueden evaluarse bajo normas standard y métodos estadísticos aceptados por todo el mundo. Se puede demostrar fácilmente que los resultados obtenidos no pueden atribuirse en modo alguno a errores, casualidades o fallas experimentales de cualquier tipo. 
Una vez que los experimentadores estuvieron satisfechos sobre la garantía de que los fenómenos sólo podían realmente ser extrasensoriales, comenzaron a trabajar en la vital cuestión de determinar qué relación pudieran tener con el mundo físico. ¿La telepatía y la clarividencia se rigen estrictamente por leyes físicas? ¿O van más allá y trascienden los límites de la física como parecen demostrar las experiencias espontáneas? 

Por suerte fue cosa muy fácil poner a prueba el ESP con relación al espacio. Por ejemplo: sólo necesitábamos efectuar experimentos poniendo una gran distancia entre las cartas y la persona que trataba de adivinarlas por ESP y luego comparar los resultados obtenidos con las mismas pruebas de corta distancia. Tanto la telepatía como la clarividencia demostraron que la prueba sobre grandes distancias daban idénticos resultados que las realizadas a corta distancia. La distancia, medida en metros, kilómetros o cientos de kilómetros, no introducía la menor alteración en el resultado de los experimentos. Al mismo tiempo, todas las barreras físicas, naturales o artificiales tampoco afectaban para nada las pruebas en cuestión. 
Pero ¿y el tiempo? Pensamos que si el espacio no influía al ESP era de esperar que el tiempo tampoco influyera en él para nada. Los test extrasensoriales sobre el futuro o premonitores demostraron que las personas capaces de identificar por ESP las cartas a cualquier distancia podían también predecir el orden en que saldrían las cartas después de haber sido barajado el mazo. Descubrimos que acertaban igual en los mazos barajados mecánicamente que en los barajados a mano. No sólo eso, sino que lograron anticipar el orden de aparición de las cartas, diez, ocho, seis o dos días antes. Por lo tanto, la dimensión del tiempo no introducía diferencia alguna en cuanto al resultado de los experimentos. 
Ante tales experimentos sólo había una explicación posible: que la mente del hombre trasciende de algún modo las limitaciones de tiempo y espacio del mundo físico por medio de esa capacidad que estamos denominando "percepción extrasensorial".


 Y cuando estos experimentos fueron confirmados por otros investigadores en diversos laboratorios quedó firmemente establecida la conclusión de que la mente posee propiedades que no pertenecen a la física, al menos tal y como la concebimos actualmente. Y como el espacio y el tiempo son los índices más seguros sobre lo que es físico, la mente debe, por consiguiente, ser de naturaleza extrafísica o espiritual. Y todo cuanto decimos al expresar la palabra "almas" respecto al hombre es que la mente es de carácter no-físico, o sea, espiritual. Por lo tanto, los experimentos ESP han proporcionado la prueba sobre la existencia del alma humana. 

Para algunas gentes, esto constituirá un minúsculo principio sobre el problema del alma. Y ciertamente no debemos exagerar la importancia de estos hallazgos. A decir verdad, no hemos hecho más que obtener una evidencia sobre un tipo elemental de teoría del alma. Hay, desde luego, mucho más en el concepto religioso del alma en relación con lo poco que nosotros hemos descubierto. Quedan en pie los mayores problemas. ¿Es susceptible el alma de separarse del cuerpo? ¿Puede sobrevivir a la muerte del cuerpo? Si es así, ¿pueden las almas desencarnadas tener contacto con los vivos o influir sobre ellos de algún modo? ¿Qué hay sobre la idea de un alma universal, o sea, Dios? ¿Qué de la comunicación entre las almas, y especialmente de las almas de los hombres con Dios? Estas y muchas otras cuestiones fundamentales de las doctrinas religiosas no han sido abordadas por ninguno de los puntos enfocados en el presente artículo. 

Pero tenemos derecho a concluir que el concepto físico del hombre, prevaleciente en los círculos intelectuales, desde el auge del materialismo, está comprobado que es falso sin duda alguna. 
Hay algo -cuánto, es cosa que ignoramos- en los humanos que es definitivamente extrafísico. 
Hay un tipo de realidad en la existencia humana que no está sujeta a las leyes del tiempo y el espacio. 
Pero es importante reconocer también las tremendas posibilidades que podemos entrever. La teoría del alma humana nos da mucha materia para construir y avanzar algo sobre los problemas religiosos. Hemos verificado los fundamentos esenciales sobre los cuales se erigió en principio la filosofía espiritual del hombre. Queda librado a la investigación científica sobre la personalidad humana, su naturaleza y su destino. En suma: emprender la tarea de resolver los grandes problemas de la religión. 
En otra época la investigación experimental de los problemas religiosos hubiera chocado con la enérgica oposición de las Iglesias y los dogmas. Todavía quedan muchos ortodoxos conservadores que se sentirán heridos por la intrusión de la ciencia en el dominio de lo que ellos consideran debe ser pura fe. Pero un buen número de personas religiosas desean que se investigue a fondo para descubrir nuevos datos tangibles sobre la mente y el alma humana, así como todas sus inmensas potencialidades. 

Aunque resulte sorprendente, la principal oposición la hemos encontrado en los representantes de la ciencia ortodoxa. Los hombres de ciencia conservadores tienen temor ante cualquier división de la naturaleza. Es tal su temor ante cualquier dualismo como el del alma y el cuerpo, que se niegan a mirar y examinar cualquier prueba que se les presente para confirmar la existencia de tal dualidad. Esta actitud carece de fundamento, porque si, como muchos de nosotros sostenemos hoy, el hombre tiene un cuerpo y un alma. Netamente distintos, ambos siguen formando en cierto modo un todo único. 

Uno y otro se hallan sometidos a la recíproca interacción, y, por consiguiente, es forzoso que tengan algo en común. Dos cosas no pueden afectarse entre sí cuando difieren en cada uno de sus puntos. Vemos, por lo tanto que debe haber un mundo de ocultas realidades, que probablemente no es ni físico ni mental en la forma en que concebimos ambos conceptos, de cuyo mundo emanen en principio las manifestaciones de la mente y del cuerpo, o sea, de la psíquico y de lo físico. Este reino, que está por encima de la mente y la materia, está ahí, pero es casi tan desconocido como el Continente Americano para Colón antes del Descubrimiento, y aguarda que algún afortunado explorador del futuro lo descubra. Pero habrá de ser alguien que, al igual que el gran navegante genovés, tenga la audacia necesaria para poner en duda la validez de las cartas de mareas existentes sobre el conocimiento y la creencia y que se ponga a investigar por su cuenta. 

En 1934 Rhine y su equipo iniciaron el estudio de la psicoquinesis, estudio que demostró el poder de la mente sobre la materia. Dejó de ser una mera teoría y pasó a ser una realidad científica. Hicieron un aparato que permitía lanzar mecánicamente los dados. Millones de veces han sido esos dados lanzados. Se encontraron personas paranormales y con ellas se confirmó que con la fuerza mental influían en los dados para que dieran determinada cifra o combinación de números, sin que hubiera contacto físico con ellos. Las pruebas hechas a distancia consiguieron un resultado similar. Los aciertos superaron todas las probabilidades matemáticas de una contra varios millones que pudiera suceder por azar o casualidad. 

La Psicoquinesis es real, puede la mente humana influir sobre la materia. En este instante, mientras lees este párrafo, tu mente realiza en tu cerebro la mayor psicoquinesis imaginada, movilizando partículas de hidrógeno, carbono, oxígeno de una célula a otra; dando forma a moléculas diversas, combinándolas, movilizándolas y creando nueva materia con la fuerza mental. 

En 1949 el profesor sir Alister Hardy señaló en la Sociedad de Zoología: 

Hay otro asunto que debe mencionarse si se desea ser intelectualmente honesto. Ha aparecido en el horizonte algo que muchos de nosotros no deseamos ver. Si se nos llama la atención sobre él, decimos: ¡No. No puede estar allí; nuestras doctrinas dicen que es imposible! Me refiero a la telepatía, la comunicación de una mente con otra por medios distintos de los sentidos normales. Creo que nadie que estudie las pruebas con una mente imparcial podría rechazarlo... Quizá no sea ortodoxo para un zoólogo presentar este tema; pero yo lo hago por una razón. Dando por establecida la telepatía, como creo, tal descubrimiento de características revolucionarias nos obligaría a mantener abiertas nuestras mentes ante la posibilidad de que exista en los seres vivos y en su evolución mucho más de lo que la ciencia nos ha permitido esperar hasta ahora. 

Lord Rayleigh sugirió que toda hipótesis de radiaciones físicas, de rayos mentales de un cerebro a otro cerebro, deben ser desechadas, pues todos los tipos de energía física conocidos decaen inversamente al cuadrado de la distancia desde la fuente, y la telepatía, clarividencia y precognición no se ven afectados por la distancia. 

La ciencia ha demostrado con la electro-fotografía Kirlian que de las manos de sanadores surge una potente energía, muy superior y más intensa que la media normal. Con modernos equipos destinados al estudio de las partículas cósmicas, se ha comprobado que ciertas personas "paranormales" emiten una poderosa energía, la cual puede actuar a distancia. No se conoce cuál es la energía que se irradia en el acto de la sanación, sí, al menos, ya se la reconoce como algo real, pero de carácter desconocido, dado que está más allá del tiempo y el espacio. Es uno de los poderes de la mente, se señala. 

Se ha confirmado que las personas que se mantienen intelectualmente activas pueden obtener mejores puntuaciones en los test de inteligencia después de los 60 años de edad. Resulta que el acto de pensar aumenta la oxigenación cerebral, a mayor oxigenación mejor capacidad metabólica. 

Los estudios hechos a pacientes que han tenido curaciones espontáneas de cáncer, han señalado un perfil psicológico especial para esos pacientes. Justo antes de lograrse la curación tienen la sensación que sanarán y que la fuerza responsable de su curación está en su interior. Captan que no están limitados al cuerpo físico, sino que todo el entorno es parte de sí mismos. Es un salto cuántico de conciencia, un despertar que hace canalizar de manera natural la fuerza de sanación hacia el tumor maligno. Ocurre un repentino salto cuántico desde una realidad superior hacia la realidad física. Siendo ese salto de conciencia el que obra el "milagro". Resulta que todos tenemos esa conciencia y esa fuerza interior, pero no todos tenemos la motivación, ganas de vivir y fe para usarla. Pero si uno se lo propone, puede usar la fuerza de la realidad interior, cambiando de manera positiva la realidad exterior. Es decir, se estudia en varios niveles la curación del cáncer mediante el poder mental, siendo el deseo de sanar considerado como fundamental para lograr la sanación. 

A los dos años de edad nuestro cerebro completa su número de neuronas, entre 10 y 15 mil millones. A diferencia de otras células, la neurona no se regenera al morir. A los 30 años de edad las neuronas comienzan a morir y su número disminuye hasta alcanzar en la edad avanzada la cifra de 1.000 millones o algo más, de neuronas muertas. Sin embargo, igual quedan muchas, pero muchas más vivas. Lo importante, de acuerdo a la ciencia, es mantener siempre, sin importar la edad, una actitud mental activa, dado que con cada pensamiento nuevo estamos creando nuevas dendritas o interconexiones neuronales para nuevos módulos de pensamientos. Cada neurona tiene entre 1.000 y 500.000 dendritas o ramificaciones, y cada pensamiento permite crear nuevas dendritas en un grupo de neuronas, es decir, permite ampliar la capacidad de intercomunicación cerebral. Al crearse mediante el poder de los pensamientos nuevas dendritas, las neuronas abren nuevos canales para la comunicación cerebral, y surgen nuevos módulos de pensamientos afines o se refuerzan módulos ya existentes. No hay edad para la creación de dendritas, para el cerebro no hay vejez, la vejez es un estado mental erróneo, quien se siente joven: Lúcido y creativo vivirá y morirá. El hábito de pensar, de recordar y de estar mentalmente activos es el que nos permite ampliar la capacidad de nuestro computador biológico llamado cerebro. Las señales cerebrales se transmiten en ambas direcciones, al igual que durante una conversación telefónica. Al tener un cerebro más desarrollado, podemos manifestar más y mejor la capacidad mental. Al manifestar más capacidad mental, más desarrollo cerebral logramos. 
El premio Nobel sir John Eccles hablando en un seminario de parapsicología destacó: 

"Si quieren ver un verdadero acto de psicoquinesis contemplen las proezas de la mente sobre la materia que se realizan en el cerebro. Es asombroso que con cada pensamiento, la mente sea capaz de mover los átomos de hidrógeno, carbono, oxígeno y otras partículas de las células del cerebro. Pareciera que nada está más alejado de un pensamiento, carente de sustancia, que la sólida materia gris cerebral. Todo el truco se consigue sin ninguna vinculación aparente." 

Cada célula está dotada de inteligencia y unida al conjunto mediante inteligencia. Usando la tomografía de emisión de positrones, se hicieron estudios inyectando glucosa radioactiva en voluntarios de diferentes edades. Dos cosas demostró la ciencia: La primera fue que no había diferencias significativas entre el metabolismo cerebral de personas jóvenes y ancianas. La segunda reforzó el planteamiento de que el cuerpo es una imagen tridimensional de lo que estamos pensando. Todo el cuerpo proyecta nuestros pensamientos, y cambia ante cada situación mental. 

Un neurotransmisor, o sustancia química que permite interactuar a las neuronas por medio de sus dendritas y a distancia mediante la circulación de la sangre, responde a la velocidad del rayo a un pensamiento y llega a todo el organismo con su mensaje codificado, que cada célula decodifica. Son cientos estos productos químicos fruto de la fuerza mental, representan la expresión física de los pensamientos, y no sólo se producen en las neuronas cerebrales. Todo el cuerpo es pensante y es la expresión y creación de la inteligencia creativa.

Fuente: http://www.formarse.com.ar/


El alma existe, pesa 21 gramos, entre neurotransmisores del cerebro; institutos de EU profundizan hallazgo de Crick

El alma existe. No en términos metafísicos, sino concreta y científicamente. Está situada en la marea de neurotransmisores y los recovecos de las estructuras cerebrales. Esos 21 gramos que se desvanecen cuando morimos y que mantienen nuestra conciencia activa; ese espíritu apenas perceptible que, según los creyentes, va al cielo o al limbo. Esa quimera, ese suspiro… ya tiene explicación científica. Los primeros esbozos de lo que ahora sabemos, fueron resultado de años de investigación de un hombre irrepetible en la historia de la ciencia. Francis Crick, el mismo físico metido a biólogo que ganó el Premio Nóbel en 1962 por describir, junto con James Watson, la estructura tridimensional de doble hélice del ADN en 1953, dedicó más de 50 años a buscar lo que podemos entender como alma y que algunos llaman conciencia. En un laboratorio construido especialmente para él frente al mar, en el Salk Institute, una prestigiada institución de estudios de biología en San Diego, Crick se dedicó a la búsqueda científica de la conciencia, quizá lo más familiar y cotidiano pero al mismo tiempo, lo más fascinante y misterioso. Nada hay que conozcamos más directamente que nuestra propia conciencia, pero también no hay nada más difícil de explicar. ¿Porqué existe? ¿Cómo funciona? ¿Dónde se aloja? La caja negra. “Tú, tus alegrías, tus tristezas, tus recuerdos y tus ambiciones, tu sentido de la identidad y voluntad personales, no son en el fondo más que la conducta de unas células nerviosas y de sus moléculas asociadas… Como habría podido decir la Alicia de Lewis Caroll: no somos más que un montón de neuronas”. Así comenzó Crick el manuscrito de su libro “La hipótesis asombrosa”, que refleja el fuerte carácter reduccionista del autor, cuya búsqueda científica del alma daba fin a largos años de conductismo y de desdén por el tema de la mayoría de los neurobiólogos. El primer paso consistió en la afirmación de Crick de dejar de considerar a la conciencia como algo indefinible, y lo que es peor, inasible para estudiar. El cerebro, en opinión de Crick, se consideraba algo así como una caja negra, es decir, un objeto cuya estructura interna es desconocida y hasta irrelevante. Sólo estudiando las neuronas y las distintas interacciones, así como los neurotransmisores que circulan entre ellas, no podrían los científicos construir modelos análogos a los que explican la herencia en términos de ADN, tema en el que Crick era la máxima autoridad moral. Así, Crick consiguió que la existencia del alma dejara de ser un tema filosófico para pasar a ser un problema empírico. Para los años en que Crick y sus colaboradores empezaron a estudiar el tema a fondo, la conciencia visual, es decir, lo que vemos y cómo lo interpretamos, ya estaba suficientemente cartografiados en nuestro cerebro, gracias a los avances en tomografía axial. Nada más abrir los ojos, y comenzamos a interpretar lo que vemos, por lo que se disparan una gran cantidad de señales por todo el cerebro, catalogando, emulando, recordando, midiendo. Es lo que llamamos “tomar conciencia” de dónde estamos. SI alguien nos ofrece un objeto, digamos una pluma, nuestros circuitos neuronales toman una serie impresionante de “bites de computación”, afirma Crick en su explicación, y nosotros tenemos la impresión de que “tomamos la decisión” de tomarla o rechazarla. “La verdad es que somos concientes de que tomamos una decisión, no de qué nos hizo tomarla”, explica. A cualquiera le da la impresión de que tomarla o dejarla es un acto libre. La conciencia es mucho más que la transmisión de información y su proceso. El secreto, afirma Crick, está en la atención. Ilusión óptica. Todos hemos estado frente a imágenes que parecen una cosa a primera vista, pero un segundo después parece otra. Es famosa la figura de una mujer joven que puede ser al mismo tiempo una anciana. (Figura 1) La primera “interpretación” trae a nuestra “conciencia” un cúmulo de ideas y sensaciones, y al “cambiar de switch”, son sustituidas inmediatamente por otras, además de la confusión posterior. El cambio en el cerebro que corresponde a nuestra modificación en la atención es la respuesta que dio Crick al gran misterio de la conciencia. Cuando el córtex visual (la parte del cerebro que se “ilumina” cuando observamos algo) responde al estímulo, ciertos grupos de neuronas se disparan muy de prisa y en sincronía. Éstas, lla madas neuronas oscilantes, corresponden a aspectos del escenario al que se está poniendo atención (la mujer joven del ejemplo). Las neuronas, en un recurso metafórico, reaccionan como un grupo de personas que se ponen a cantar la misma canción. Al cambiar de foco de atención, otra serie de personas (neuronas) cantará una canción diferente. Esta, llamada teoría de la oscilación, semeja también a un cardumen de peces que obedecen órdenes y reaccionan de manera sincrónica, a la perfección. Crick se pasó el resto de su vida, hasta que murió en 2004, haciendo experimentos sobre esta base. “Experimentar, eso es ciencia, no especulación”, afirmaba entusiasmado cada vez que avanzaba en sus ideas. Cuando el equipo experimentó con personas invidentes, el sonido emulaba a la perfección estas ondulaciones neuronales, más allá de que la memoria visual estuviera completamente clausurada. Es decir, la “conciencia” construye entonces vías alternas. La genética, la información transmitida por los seres humanos desde las cuevas de Altamira, hasta la Tomografía por Emisión de Positrones, nos refuerza que lo que sabemos y conocemos es gracias a que lo podemos transmitir e interpretar. Cuando la actividad cesa aparentemente, es decir, cuando dormimos, nuestras redes neurales y sus neurotransmisores siguen su trabajo, hasta que morimos. Por ello, aún gemelos idénticos tienen almas diferentes, ya que siempre, en algún momento, uno mira hacia un lado y el otro, hacia el lado contrario. Es decir, construyen experiencias, memoria, e interpretaciones diferentes. Al morir, y sólo al morir, la actividad eléctrica y química de nuestro cerebro se detiene realmente, y entonces sí, nuestra alma cesa. Es, en palabras del propio Crick, “materia sin chispa”. 
http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=179413
Primera fotografía del alma humana.
Se dice que el hecho ocurrió en un hospital de Frankfurt, en Alemania. Allí, una paciente, Karin Fischer, una ama de casa de 32 años, estaba a punto de ser sometida a una intervención quirúrgica considerada por los médicos de regular dificultad: iban a corregirle unas válvulas defectuosas que tenía implantada en el corazón.

Sin embargo, algo pasó en esa operación, de pronto, su estado empeoró y tras una serie de complicaciones las doce personas que rodeaban la mesa de cirugía, entre médicos, cirujanos y enfermeras, no pudieron salvar la vida de su paciente. Fue así como luego de cuarenta y cinco minutos de intervención, Karin Fischer dejó este mundo, pero no lo hizo de una manera común, si no, que para sorpresa de muchos, dejó tras de sí una prueba que habría revolucionado el mundo de la medicina y la ciencia: Al morir, el alma de Fischer, habría sido nada menos que fotografiada.



La fotografía del alma

Peter Valentín, fue uno de los médicos que asistió a esa cirugía. Debido a la sencillez de la operación, el doctor, quien también era profesor y director del Departamento de Divulgación Didáctica del citado hospital, decidió realizar algunas fotografías de la operación para que luego pudiera servir de manera didáctica para sus alumnos.

Y fueron justamente estas fotografías, las que días después le revelarían a este escéptico hombre de ciencia aquella verdad que siempre le pareció imposible de que pudiera suceder: al revisar las tomas que había realizado durante la operación notó que en una de las fotografías, justo aquella que se tomó en el momento exacto en que Fischer falleció, se mostraba con total claridad, cómo una forma humana y transparente se elevaba hacia el techo de la sala de operaciones con los brazos abiertos en símbolo de ascensión.

Su primera impresión fue que alguien le habría jugado una broma que de alguna manera alguien había realizado un montaje sorprendente, es debido a esto que Valentín, llevó las tomas a un experto para que descubriera el engaño, sin embargo, las conclusiones del perito fueron claras, la foto era auténtica, era real.

En las manos del Vaticano

Una vez que tanto aquel experto como otros tantos, certificaran la autenticidad de la fotografía, el médico decidió acudir al párroco del hospital, el mismo que acreditó también que aquella era la imagen fidedigna de un alma humana. El religioso de inmediato convenció al médico para que divulgue la noticia y tal fue el estruendo de la misma que ésta llegó a oídos del Vaticano, que de inmediato pidió la fotografía para hacerle sus propios exámenes.

Según se cuenta fue el propio Papa Juan Pablo II, quien se mostró muy interesado en llevar a cabo la investigación del caso. Hasta la fecha, no ha habido respuesta oficial de la Santa Sede aunque se comenta que las primeras impresiones de los científicos de la Iglesia Católica fueron positivas para el fenómeno.

¿Verdad o leyenda urbana?

Sin embargo, esta historia pareciera ser después de todo nada más que una leyenda urbana. En principio podemos indicar los puntos que nos impiden considerar esta historia como verdadera.

Primero, y tomando como base el océano de datos e informaciones que es Internet, resulta curioso que sólo exista un solo artículo referido a este caso, un artículo además traducido en todos los idiomas, si uno busca un poco en Google, el artículo que encuentren comenzará así: “Una operación quirúrgica que se complica, una paciente muerta y una foto misteriosa que ofrece una versión sorprendente de lo que sucedió en el quirófano”, y es ese el único que de manera distinta o idéntica cuenta lo mismo usando los mismos datos.

Segundo, justamente el artículo de esta página también ha sido escrito sobre la base de ese único documento. He intentado conseguir más datos pero ha sido imposible ¿por qué más datos? Porque evidentemente, el amigo lector habrá notado que existen varios vacíos importantísimos dentro de la historia (sobre todo si se considera que es de valor periodístico) como por ejemplo, y esto es básico, la fecha en que ocurrió el hecho. En ninguno de los artículos publicados en Internet se conoce la fecha de este hecho, nos dan una pista (si acaso el hecho fuera verdad) y es que según el relato, la fotografía fue vista por Juan Pablo II, y como sabemos, el reinado del Papa duró entre 1978 y el 2005, es decir, en cualquiera de estas fechas pudo haber ocurrido este hecho. Otro punto conforme a la falta de datos, es que resulta curioso que no se menciona el nombre del hospital, sólo se le menciona como Hospital de Frankfurt, emisión extraña para tratarse de una noticia tan importante.

Por estos motivos en Secretos del Vaticano dudamos de esta historia, no obstante, nos pareció correcto publicarla debido a que muchos la consideran, pese a las dudas que hemos esgrimido, como cierta. Sea como fuere, nosotros no dudamos de la existencia o no del alma, es más, consideramos que sí existe, pero tenemos grandes dudas respecto a este caso en concreto.


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