jueves, 8 de octubre de 2015

Gusano de la muerte



El mítico Olghoi-Khorkhoi
Conocido en Mongolia como Olghoï-Khorkhoï, fue visto por primera vez en 1926 en el sur del desierto de Gobi en Mongolia. Fue descrito como un gusano largo y fino de 60 cm de largo. Se reportó que esta criatura es capaz de rociar a sus víctimas con ácido, el cual causa la muerte casi instantánea.

También se le atribuye la habilidad de matar a distancia, dando una fuerte descarga eléctrica. Fue visto numerosas veces, incluso por el presidente de Mongolia. Se comenta que la criatura, hiberna durante la mayoría del año, excepto durante junio y julio.


Las Investigaciones


El estadounidense Roy Chapman Andrews ,del Museo Americano de Historia Natural, que, entre 1922 y 1930, lideró varias expediciones pioneras al Gobi . En su obra ” La reconquista de Asia central”( 1932), Andrews no sólo nos dejó una vívida descripción de los pintorescos paisajes del gran desierto mongol ” donde los acantilados son como castillos medievales con agujas y torretas que bajo el sol del atardecer adquieren maravillosos tonos de rojo ladrillo”, sino que además tuvo tiempo de documentar las creencias de sus habitantes. De este modo, se convirtió en el primer occidental en divulgar las historias de los pastores nómadas del Gobi acerca del temible Olghoï-Khorkhoï,- un vocablo que quiere decir “gusano-intestino” – una enigmática criatura capaz de fulminar con su potente veneno a cualquier ser viviente: “Se trata probablemente de un animal mítico, aunque puede ser que haya algo de cierto en lo que me cuentan , ya que todos los mongoles del norte del país creen en su existencia y lo describen prácticamente igual.



El gusano de la muerte o Mongolian death worm
Mide alrededor de 60 centímetros, posee un cuerpo en forma de salchicha y no tiene ni cabeza, ni patas; es tan venenoso que tocarlo significa la muerte instantánea. Se dice que habita en las regiones arenosas más secas del desierto occidental .


Por su parte el checo Ivan Mackerle, dirigió una expedición al desierto del Gobi en 1990. Durante su viaje recogió testimonios muy similares acerca del gusano-intestino. Un pastor mongol le dijo que ” se parece mucho al intestino de una vaca, su piel es de color rojo sanguinolento o salami y resulta difícil distinguir la cabeza de la cola ya que no posee ni ojos, ni nariz, ni boca visibles”. Añadió también que ” la criatura se desplaza de un modo extraño, bien rodando, bien arqueando el cuerpo hacia los lados y que se siente atraída por los objetos de color amarillo”. Otro testigo, Yanjindgin Mahgaljav, aseguró haber visto como el gusano-intestino mató una manada entera de camellos al sur de Nyon en los años 60.

La clave del enigma

Aunque este tipo de anécdotas evocan la imagen de uno de esos seres alienígenas que suelen aparecer en las películas de ciencia-ficcion, lo cierto es que tanto el aspecto como los hábitos del Olghoï-Khorkhoï parecen apuntar a una explicación mucho más mundana. O al menos eso es lo que opina el criptozoólogo francés Michel Raynal quien recientemente ha propuesto que el enigmático gusano-intestino del Gobi podría ser una especie desconocida de anfisbenio.


Los anfisbenios son unos animales muy singulares y podríamos definirlos como “los topos” del grupo de los reptiles ya que viven en galerías que ellos mismos se encargan de excavar. A pesar de que comparten un ancestro común con los lagartos y las serpientes han desarrollado toda una serie de características anatómicas que los diferencian de ellos y que están relacionadas con su peculiar modo de vida.


Lagarto-gusano
Los expertos les dan el nombre vulgar de “lagartos-gusano” y no es para menos: tienen un cuerpo cilíndrico, grueso y alargado y la mayoría carece de extremidades. Además, sus escamas están dispuestas en círculos alrededor del cuerpo, lo que les da un aspecto segmentado semejante al de las lombrices de tierra. Hasta en la manera de moverse son únicos ya que pueden desplazarse tanto hacia adelante como hacia atrás y lo hacen arqueando el cuerpo hacia los lados- como los reptiles- o por medio de ondulaciones ascendentes y descendentes como las orugas. Los ojos de los anfisbenios son diminutos y la cabeza y la cola pueden llegar a tener una forma tan parecida que, a veces, resulta difícil distinguirlas (De hecho en Colombia les llaman ” serpiente de dos cabezas” ). En definitiva, casi todas las señas de identidad que caracterizan a este grupo de reptiles subterráneos (el grosor de su cuerpo, la manera tan peculiar que tienen de moverse, la dificultad para distinguir entre la cabeza y la cola, su aspecto anillado, etc…) coinciden a la perfección con las del temible gusano-intestino de Mongolia.

Excepto una: los anfisbenios son criaturas inofensivas. ¿ Cómo explicar entonces el aura de animal mortífero que rodea al Olghoï-Khorkhoï?. Incluso en este aspecto los anfisbenios siguen proporcionándonos un sólido punto de referencia pues en algunas regiones existe la creencia errónea de que se trata de animales altamente venenosos.

Fuente:
www.criptozoologia.org


 El nombre de Allghoi Khorkhoi puede que no les diga nada a nadie, y si decimos “gusano mongol de la muerte” sonará a bicho inventado para una película de serie B. Pero la realidad es bien distinta: parece ser que en el desierto del Gobi existe un “bichito” del estilo, y decimos bichito por no decir “pedazo de bicharraco” por que según cuentan, mide alrededor de dos metros. Nuestro gusano no pasaría de ser otro reptiloide más si no fuera porque su leyenda va mucho más allá, acrecentada por el hecho de que pocas personas lo han visto, si bien hay pruebas científicas que avalan su existencia. 

Con estas premisas, es difícil separar la realidad de la ficción. Un ejemplo es su amplio repertorio de ataques que puede lanzar, entre los que se encuentra el lanzamiento de ácido o la electrocución. Así dicho parece imposible, pero si tenemos en cuenta que hay muchos reptiles venenosos y que, incluso, lanzan sangre por los ojos, o que las anguilas y otros peces pueden producir descargas eléctricas bastante serias… la cosa de la ficción cambia y hay que pararse un momento a pensar en que podría ser verdad. No queremos entrar en la veracidad de las leyendas, sino queremos enfocar el asunto desde el punto de vista científico, ya que es la mejor forma de ser objetivo (aunque el folklore y la cultura también nos descubre a veces cuan equivocada estaba la Ciencia).

Parece ser que su hábitat natural es el desierto del Gobi, exactamente en la región fronteriza entre China y Mongolia. El origen de la “leyenda” o “realidad” a partir del folklore de los nómadas mongoles, donde se cuenta que una especie de intestino de vaca reptante (“Allghoi Khorkhoi” significa “Gusano Intestino” en mongol) que emerge de entre la arena en los meses de verano. Hasta ahí todo parece lógico, pero si oímos algunas de las historias de sus ataques, la verdad es que “chirría” un poco en nuestros oídos: “Cuentan que un niño jugaba con sus juguetes, mientras olvidaba a su lado, despreocupado, su caja de juguetes. Cuando se puso a recoger sus juguetes, al tocar la caja, cayó muerto. Parece ser que un Allghoi Khorkhoi se había introducido dentro de la caja. Los padres cuando llegaron a casa, vieron a su hijo muerto y un sospechoso rastro de gusano que se adentraba en el desierto. Lo siguieron, pero al llegar al gusano, este les recibió con uno de sus descargas eléctricas, causando la muerte por carbonización de la pareja”. Parece la típica historia para que los niños no se adentren a solas en la oscuridad del desierto al caer la noche, pero lo cierto es que la creencia está muy arraigada… tanto que hace pensar que puede ser verdad.

Y con este caldo de cultivo aparece el Indiana Jones particular del bichito: Ivan Mackerle, un checo que se propone desde hace mucho llegar al fondo del asunto, aunque tenga que poner en peligro su vida. Así, en la actualidad tiene prevista una “excursión” hasta la zona mongola de Noyon, de extremas temperaturas y donde se han producido el mayor número de avistamientos del reptil. Para que se hagan una idea de lo apacible del lugar, tan sólo decir que no aparece ni en el GPS. Ya hubo una anterior expedición a la zona, allá por los años 90, aunque con pocos resultados si descartamos el abanico de historias y vivencias que les contaban los lugareños.

Sea como fuere, lo cierto es que siempre se dice que la realidad supera a la ficción, y también hay otro refrán en el que leemos: si el río suena es porque agua lleva. Si unimos ambos, sería lógico pensar que existe algún gusano de grandes dimensiones que vaga por esa zona y que aún no ha sido catalogado por la Ciencia oficial. Cada cual es libre de pensar lo que le plazca, pero la verdad es que me gustaría ver un bicho de esos, aunque protegido tras un cristal… no me apetece mucho que me frían o me echen un poco de ácido en los ojos.“
El gusano de Mongolia

El gusano de Mongolia es un gusano gigante y venenoso que vive, supuestamente, en el desierto de Gobi. Parece que fuera un personaje de ciencia ficción, pero ha habido numerosos encuentros que apoyan la teoría de que existe en realidad. Se cree que el gusano tiene una longitud de cinco pies y que se asemeja al intestino de una vaca. Normalmente es de color rojo y a veces tiene clavos grandes sobresaliéndole de ambos extremos. Es altamente peligroso, puede lanzar un chorro de veneno letal y hacer descargas eléctricas por sobre varios pies. 
Ivan Mackerle es el director del equipo de la República Checa que ha buscado al gusano en tres ocasiones. Durante la segunda expedición, Mackerle trató sin éxito de atraerlo fuera del desierto, utilizando una gran cantidad de explosivos. Volvió en el año 2004, esta vez utilizando técnicas de vuelo rasante para filmar las enormes extensiones del desierto; pero la expedición fracasó en la captura en cámara de alguna señal del gusano. 
Los científicos e investigadores aficionados están intrigados por la idea de una criatura, que ha sido reportada por los nómades mongoles durante cientos de años. Podría ser sólo cuestión de tiempo, el hecho de que una de las muchas expediciones obtenga pruebas de su existencia. 

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