Egipto ha sido, es, y será para muchos algo más que un país o un nombre situado sobre un mapa. Es un lugar donde millones de personas peregrinan en busca de aventura y a veces de una razón de ser que encuentran en las inmensas y sobrecogedoras soledades de las grandes pirámides y los sorprendentes templos.
No hay en el mundo un sitio sobre el que se haya escrito, investigado e imaginado tanto como este. Igualmente existen pocos mundos tan sorprendentes como el de la civilización faraónica del Valle del Nilo, una civilización con cinco mil años de historia y cuyas raíces se pierden en el espacio y en el tiempo y constituyen aún un auténtico enigma.
Una de esas raíces se hallan en su mitología. Prácticamente todo aquel que se haya interesado mínimamente por las leyendas egipcias conoce el mito de Osiris y todas sus derivaciones. Lo que probablemente no conozca, y seguramente ni sospeche, es que hay quienes en este mito han querido ver unas implicaciones históricas reales.
Shirley Andrews |
Algunos investigadores, como Shirley Andrews, tienen una pintoresca idea acerca del verdadero sentido del mito osiríaco. Una teoría que merece ser narrada y expuesta, a grandes rasgos, en este artículo.
Un pueblo y una cultura que se pierde en la noche de los tiempos
El gran problema de Shirley Andrews es su creencia en la realidad de la Atlántida como civilización primigenia y madre de todas las demás, como expone en su libro Lemuria y Atlántida: legado para la humanidad, editado en España en el año 2005 por la editorial Llewellyn.
También fundamenta la mayoría de sus opiniones en los textos de Edgar Cayce, un psíquico norteamericano que mantuvo, entre otras ideas sorprendentes, que bajo la Gran Esfinge de Gizeh se halla un gran archivo que contaba la verdadera historia de la humanidad y que había sido creado por refugiados de la Atlántida.
Por lo tanto las opiniones de Andrews se basan sobre todo en suposiciones y hechos místicos que en pruebas reales. Una de las pocas hipótesis que centra en hallazgos arqueológicos reales las ubica en las ruinas megalíticas de Tarxien y otros lugares de la isla de Malta.
Esta autora cree encontrar entre las creencias de los antiguos pobladores de esta isla y de otras del ámbito mediterráneo lugares comunes con las del antiguo Egipto. Para ella estos pobladores serían herederos de los atlantes, cuya civilización sucumbiría hacia el 10.000 a.C. debido a las conmociones geológicas derivadas del final de la última época glacial.
Una parte de estos exiliados que llevaban una cultura superior a todas las demás en su subconsciente llegaron a Egipto, a las orillas del lago Fayum concretamente, donde hacía cientos de miles de años que ya existía una población humana.
Dioses civilizadores para unas mentes primitivas
A su llegada a Egipto los exiliados se encontraron con unos habitantes autóctonos mucho menos desarrollados que ellos y a los que quisieron educar, siempre manteniendo una distancia. El líder de los exiliados sería Osiris, quien pronto se ganó el cariño de sus compañeros y la población autóctona debido a las grandes obras de construcción y el empeño que puso en la educación y el progreso de los pueblos que convivían con ellos.
Estos pueblos prosperaron rápidamente y consideraron a Osiris y sus compañeros como dioses, ya que poseían una sabiduría mayor que la de sus caudillos y hechiceros y les enseñaban cosas útiles para su progreso. Este hecho sería trascendental, ya que a su divinización seguiría una tradición oral épica que encumbraría al personaje de Osiris hasta el grado como quedó registrado en la mitología egipcia.
Osiris: El rey atlante, o el dios extraterrestre
Y aquí llegamos a lo realmente complicado de esta historia. Egipto es la cuna de muchos descubrimientos, de muchas certezas, pero también, de muchos misterios. Los textos jeroglíficos son lo suficientemente crípticos e interpretables que al no haber una dogmatización estricta ni un conocimiento seguro acerca de su significado, son campo abierto para otra serie de interpretaciones.
Y en este caso, en el escaso conocimiento del código bajo el que están regidas las fuentes, existen investigadores para los que incluso la hipótesis de que Osiris fuera un rey idealizado y engordado por la leyenda oral a través de los siglos les resulta incierta y creen que realmente Osiris fuera el líder de una incursión extraterrestre en la Tierra que ayudaría a los antiguos egipcios a desarrollar las actividades civilizadoras. Autores como Erich Von Danniken o el recientemente fallecido Zecharia Sitchin respaldan esta teoría en sus libros.
En cualquier caso explicar el por qué de un mito, y sus posibles implicaciones en la historia real de un pueblo resulta una tarea realmente ardua, que excede los límites de este artículo, y que habría que explicar con una batería casi inacabable de textos, teorías, hipótesis e incluso intuiciones tras la cual quizás tampoco llegaríamos a ninguna conclusión cierta.
El enigma de Osiris nació como mito, y quizás su destino sea morir como tal. Sólo un auténtico milagro en forma de sorprendentes descubrimientos arqueológicos que aporten pruebas tangibles en cualquier dirección podrían desentrañar el acertijo. Un acertijo de milenios y para algunos el acertijo que revelaría algunas de las explicaciones acerca del por qué de la condición humana y su misión en este planeta.
Pero a día de hoy sólo podemos hablar de mitos y teorías.
Shirley Andrews, investigadora de la civilización osiriana como legado de las antiguas civilizaciones de La atlántida y de MU.
Una de las pruebas arqueológicas que aporta esta investigadora a su teoría la constituyen los templos megalíticos de Malta.
Los templos megalíticos de Malta constituyen la manifestación de una cultura megalítica singular que se desarrolló en las islas de Malta y Gozo entre los años 5.000 a. C. y 2.500 a. C. y que se ha venido en denominar la Edad de los Templos. Su antigüedad es mayor que la de las pirámides egipcias y constituyen las construcción más antigua que se conoce de estas características en el mundo.
El uso que le dieron los pobladores a los templos es aún desconocido. Las prácticas religiosas que constan de la época son la adoración a un tipo de diosas muy comunes en todo el Mediterráneo cuales eran las de la fertilidad, y se han hallado pruebas de que se realizaban en su interior algunos sacrificios rituales con animales, así como se han encontrado estatuillas de barro cocido con figuras que representan tanto al hombre como a la mujer.
La técnica arquitectónica de la época sigue resultando sorprendente dado el tamaño de los mismos. Se construían íntegramente en piedra, sobre una base en forma de trébol y cuando había varios juntos, se formaba un muro común para todos.
Los más importantes templos son:
Ggantija
Hagar Qim
Mnajdra
Tarxien.
Hace mucho tiempo el Mediterráneo era un valle fluvial lleno de cultura y esplendor
Hace mucho tiempo el área que ahora cubre el mar Mediterráneo era una tierra seca y fértil. El río Nilo se conocía como el río Stix y fluía a través de África como lo hace actualmente, pero continuaba hasta un lago en el valle del Mediterráneo.
Desde el lago, el río avanzaba hacia el océano Atlántico en las columnas de Heracles. Leyendas dicen que durante la época de Atlántida el pueblo osirio vivió alrededor del gran lago en este atractivo valle. Mas de 200 de las construcciones megalíticas de los osirios son visibles hoy día en el fondo del Mediterráneo.
Se sabe poco de esta civilización, aunque se supone que la religión osiria de Egipto, que era enfocada alrededor de Osiris, tuvo su origen con dicho pueblo. Osiris, dios egipcio de los muertos, es mostrado como una momia con sus manos fuera de las envolturas y con los símbolos de un soberano. Mitos sobre Osiris a menudo lo relacionan con el agua, ahogándose en el Nilo o sumergido en ella, y luego saliendo con humedad dadora de vida y poder fecundador. Tal ves esto simboliza el destino de los osirios. Cuando los niveles oceánicos se elevaron alrededor de 10.000 a.C. y los terremotos cambiaron la tierra en el estrecho de Gibraltar,agua del océano Atlántico inundó las ciudades. Quienes pudieron rápidamente se trasladaron a áreas más altas de Egipto y otras tierra circundantes.
La isla de Malta, ruinas antiguas brindan evidencia del pueblo avanzado que una vez vivió ahí. Numerosos monumentos y estructuras grandes, construidos con bloques de piedra enormes, a veces aparecen dispuestos en patrones. Antiguos caminos en Malta fueron hechos en las rocas sobre áreas planas e incluso en laderas. Los caminos forman una red en toda la isla, y algunos de ellos descienden directamente al mar hasta los restos de ciudades osirias. Como vías férreas, los misteriosos surcos son paralelos y equidistantes, siempre curvándose y enderezándose juntos. Escritura no descifrada sobre las tablillas de piedra en Malta, inevitablemente darán información sobre los extraños caminos y quienes lo hicieron.
Bajo los ojos de Osiris (extraído web de Malta Turismo)
Enfrente de La Valleta, del otro lado del Grand Harbour, reposan las tres ciudades fortificadas de Birgu -o Vittoriosa, Cospicua y Senglea.
Se las conoce también como Cottonera, en honor del gran maestre Nicolás Cottoner, que hizo construir esta línea de bastiones considerada como el ejemplo más llamativo, en Europa, de la arquitectura militar de su tiempo.
Es difícil recorrer Birgu sin perderse por sus calles angostísimas y, en general, peatonales.
Pero no hay de qué preocuparse, el laberinto siempre tiene salida. Y si desemboca en las inmensas murallas, el viajero no podrá menos que emocionarse con las vistas de las magníficas construcciones de color pálido que rodean al gran puerto.
Un paseo en dghajsa -embarcaciones tradicionales tipo góndolas- al atardecer tiñe el persistente amarillo de las sólidas fortificaciones con los brillos rosados y opacos del crepúsculo.
Tanto las dghajsa como los luzzu -botes de pescadores- de la principal villa pesquera de Marsaxlokk tienen meticulosamente tallados y pintados, en la proa, los ojos de Osiris.
Los jóvenes pescadores casi no se cuestionan acerca de esta antigua tradición y simplemente se limitan a perpetuarla en sus barcos de color azul, amarillo, verde y colorado intenso.
Tal como cuenta la leyenda, los ojos de Osiris eran pintados por los egipcios en sus veleros del Nilo, como un talismán, para proteger a los navegantes.
La sabiduría popular destaca la superstición como una característica propia de los pescadores.
Y en la isla de Malta, donde es común que sople el gregale, el mismo viento tan temido que provocara el hundimiento del barco del apóstol San Pablo hace dos mil años, cualquier excusa es bienvenida para ahuyentar la mala suerte.
Reacio a las leyendas ancestrales y sin embargo temeroso de romper la tradición, Frank, un joven pescador de 20 años, elaboró su propia teoría y pinta los ojos en la proa sólo para que le marquen el camino a seguir.
http://www.tartessos.info/html2/osiria.htm
FUENTE
EL MITO DE OSIRIS. Documental
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Sirio, la estrella más brillante del hemisferio norte, era la diosa Isis, la deidad de la fertilidad, y los egipcios la veneraban especialmente porque desaparecía del cielo durante 70 días (tiempo que duraba también el proceso de embalsamiento de las momias). Así, al amanecer, justo antes de la salida del sol, cuando la estrella Sirio centellaba en el horizonte, al mismo tiempo que el río Nilo crecía e inundaba los campos, colmándolos de humedad necesaria para los cultivos, la promesa de vida y resurrección se volvía realidad en el ideario mágico-religioso de los egipcios.
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