En Mali, país africano situado en la frontera del Sahara con las sabanas de África Occidental, y a unos 1.500 kilómetros del Atlántico, se encuentran los llamados acantilados de Bandiagara. Pegadas a las paredes del acantilado y construidas alrededor de cuevas, usted podrá ver unas construcciones de barro con techo de paja, algunas a 200 metros del suelo. A esas sólo se puede llegar trepando por estrechos escalones tallados en las grietas de las paredes. Pero no trate de visitarlas. En ellas viven los dogones, un pueblo muy distinto de otros pueblos africanos, y sus moradas son lugares prohibidos para los extranjeros. Según una tradición oral, llegaron a Mali hace unos 600 años y construyeron las casas en los acantilados para protegerse de los ataques de las tribus que ya habitaban la región.
¿Son los dogones descendientes de seres llegados del espacio? ¿O son los restos que quedan de una civilización mucho más avanzada que la nuestra?
Porque sí que es un pueblo especial. Entre otras cosas, viven en total armonía social y en sus aldeas no hay crímenes, ni suicidios, ni robos. Para ellos, la vida tiene carácter sagrado, de modo que cualquier conflicto se soluciona en forma pacifica. Esto, que suele encontrarse en comunidades pequeñas, entre los dogones se convierte en fenómeno sociológico, pues este pueblo llega a contar con 25.000 miembros, gran parte de los cuales vive en las casas de los acantilados.
Aunque conocen la escritura moderna y están en condiciones de registrar su historia y su cultura en el papel, el hermetismo característico de este pueblo hace que prefieran transmitir sus tradiciones en forma oral. Es verdad que solo unos pocos conocen su pasado histórico, pero los antepasados dejaron en las paredes de las cavernas de Bandiagara, pinturas y pictogramas que sólo hace poco han podido ser descifrados, puesto que están bajo la custodia del Ogon, alto sacerdote guardián de la sabiduría.
Cuando al fin un grupo de sabios de la Universidad de Harvard entregó los primeros informes acerca de las pinturas, la sorpresa fue grande al constatarse que no se trataba de postulados filosóficos como se pensaba, sino de un arsenal de conocimientos científicos referentes al funcionamiento del cuerpo humano y al sistema solar.
Algunos de estos conocimientos son anteriores al mismo descubrimiento hecho por los occidentales. En las cavernas se encuentra descrita la circulación de la sangre en el cuerpo, que William Harvey descubrió en el siglo XVII, en tanto que las pinturas, según pruebas que se han hecho, datan de los siglos XV o XVI. También el sistema planetario está descrito con absoluta perfección; se pueden ver Júpiter con sus lunas y Saturno con sus anillos. ¿Acaso tuvieron telescopios antes que Galileo?
El misterio de la estrella oscura
Con el desciframiento de las pinturas y pictogramas comenzaron las especulaciones acerca del origen de los dogones. Como no podían faltar, aparecieron los que atribuyen esta cultura a los sobrevivientes de la Atlántida. El desmentido vino esta vez del mismo pueblo dogon. En las pinturas hay un relato conocido como la "génesis según los dogones", en el cual se cuenta que habrían llegado de una "estrella oscura" que cada sesenta años se acerca a la Tierra. Los sabios de aquella estrella anticiparon que habría un gran estallido en el astro y decidieron emigrar, eligiendo la Tierra que, además de ser apta para la vida del hombre, era el único planeta al cual el astro oscuro se acercaba.
Cada sesenta años los dogones celebran una fiesta dedicada a la fertilidad y a la vida, y que dura varios días.
Se la llama la gran fiesta Sigi; en ella usan disfraces en la creencia de que el Espíritu Creador transmite a través de ellos la fuerza vital que asegura la perpetuidad de la estirpe. Lo curioso del caso es que últimamente los astrónomos han descubierto una estrella oscura que cada sesenta años se acerca a la Tierra, si bien es cierto que este acercamiento hasta podría considerarse teórico en cuanto a propósitos prácticos, ya que en el momento de mayor cercanía, la estrella se encuentra a muchos miles de años luz de la Vía Láctea. En todo caso, cabe señalar que la fiesta Sigi se celebra en una fecha que coincide con el acercamiento..
¿Cómo supieron los dogones cuando debían celebrar la primera fiesta Sigi?... Y si llegaron del astro oscuro, cómo hicieron el viaje? Nada hay en las pinturas de las cavernas que indique que haya habido un viaje intergaláctico, y si hubo una supercivilización, hoy sólo queda muy poco de ella.
Los actuales dogones
Lo más avanzado que tienen actualmente los dogones en cuanto a ciencia, es la medicina. Los ancianos la practican junto con la adivinación, con maravillosos resultados, y sin los rituales fetichistas comunes a todas las tribus del África negra. De hecho, los ancianos aseguran no ser brujos, pero guardan silencio cuando se les pregunta cómo realizan curaciones y predicciones con tanta exactitud. De lo poco que hablan, se ha podido deducir que se basan en la unidad del hombre con la naturaleza y en la relación entre los opuestos: la vida con la muerte, la creación con la destrucción, lo grande con lo pequeño, la salud con la enfermedad.
Si bien son celosos de sus secretos y muy poco comunicativos con los extranjeros, no son hostiles ni hoscos, y permiten que los visitantes asistan a sus fiestas, con la convicción de que no serán capaces de entender el simbolismo que hay en éstas. Así se ha podido conocer parte de sus rituales, que para algunos investigadores están lejos de ser representativos de una cultura científica, siendo más bien rituales animistas de celebración de la vida, aunque reconocen que son más avanzados que los ceremoniales mágicos de otros pueblos.
Ya sean los dogones los últimos vestigios de una antigua civilización, o un pueblo acosado por la hostilidad de sus vecinos, que desarrolló una filosofía y una tecnología sorprendentes, lo que reconocen los viajeros es que son sin duda ejemplo de un comportamiento humano verdaderamente digno... lo que de por si los convierte en un pueblo más civilizado que la mayoría de los actuales habitantes de la Tierra.
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